Por: Rafael Serera
Investigador y catedrático español. Experto en Biología Celular, coordinador del Doctorado en Biotecnología en la Universidad de Valencia, investigador en Oncoinmunología.
El timo es un órgano vital para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario y tiene detalles que impresionan.
PRIMERO: Cuando alguien piensa en un órgano o tejido da por supuesto que está compuesto por células vivas. Pero en el caso del timo no es así. Un porcentaje de los timocitos, los linfocitos del timo, están muertos. Y hasta 1961 nadie pudo entender el significado de tanta muerte.
Hasta ese momento todo apuntaba a que era un vestigio embrionario sin relevancia. Pero Jaques Miller a la edad de 30 años se convirtió en la última persona del mundo en atribuir una función a un órgano. Es una pieza clave en el desarrollo de los linfocitos.
Demostró que los animales sin timo son inmunodeficientes y sufren más tumores. Luego, algo tendrá que ver con la formación del sistema inmunitario. Este Miller (francés de nacimiento y apellidado Meunier pasó a llamarse así tras nacionalizarse británico) era un hacha. Siete años más tarde descubrió que los linfocitos no eran una familia homogénea de células y que habían linfocitos T (madurados en el timo) y linfocitos B (madurados en la médula ósea). Que este médico no recibiera el Nobel es algo que difícilmente se puede entender.
Para el correcto funcionamiento de sistema inmunitario es tan importante la creación como la destrucción de algunos linfocitos. El timo un órgano casi recién descubierto e increíble.
SEGUNDO: Es el único órgano del cuerpo que involuciona con los años (se hace más pequeño). El timo juega su papel durante la vida embrionaria y los primeros años de vida y poco a poco no solo se hace más pequeño, sino que sustituye el tejido linfoide por grasa.
Por su posición en la parte superior de pecho, tras el esternón y delante del corazón, en la cirugía cardiaca pediátrica muchas veces se daña parcial o totalmente y ello puedo conducir a inmunodeficiencias en estos niños.
TERCERO: Esto que viene es increíble, “las células epiteliales de la médula del timo expresan todas las proteínas codificadas en el genoma”. Eso no pasa en ningún otro sitio. Las células de los tejidos son diferentes entre sí porque hay una expresión diferencial de proteínas.
Solo expresan las proteínas necesarias para ejercer sus funciones fisiológicas y los otros genes del genoma no los leen. Y ¿por qué sí, en el timo? Porque ahí se van a seleccionar los linfocitos que son, en primer lugar útiles y, en segundo lugar, los no dañinos.
Este proceso tiene que ver con la función principal del sistema inmunitario: “reconocer los propio y rechazar lo no propio”
A la primera selección se le llama “selección positiva”. Sucede en la corteza del timo y solo los linfocitos T que reconocen como propios nuestros tejidos se les permite sobrevivir. El resto, como son inútiles, no lo consiguen y mueren.
Reconocer como propia una célula es identificar unas proteínas en la membrana que se llaman complejo principal de histocompatibilidad (HLA). Hay de varias clases y estas son la marca de lo propio y dicho sea de paso los responsables que se rechacen los órganos trasplantados.
La segunda selección es la negativa que sucede en la médula de timo. Muchos, millones de los linfocitos que se producen serían autorreactivos y por consiguiente causaría enfermedades autoinmunes. Para deshacernos de ellos existe este proceso. ¿Cómo se consigue?
Las células epiteliales tienen la capacidad ÚNICA de expresar todas las proteínas del organismo. Si algún timocito reconoce alguna proteína, recibe la señal de que debe morir. Y de esta forma, llamada tolerancia, nos quitamos del medio los linfocitos peligrosos y dañinos.
Y también por estos dos mecanismos el timo está lleno de células muertas. Y gracias a los macrófagos que hay en el timo estas no se acumulan demasiado pues se las comen y las hacen desaparecer.