Por Esteban Cárdenas

Ciertos medicamentos escasean en los diferentes centros de salud. Esto ha generado que personas como Elena Carvajal, quien tiene 67 años y sufre hipertensión, deba costearse por su cuenta medicinas a las que, antes de la crisis sanitaria, accedía con regularidad a través del ministerio de Salud Pública.

 Elena, en la actualidad, prefiere no acudir a los centros de salud debido a su vulnerabilidad y porque ya no le entregan las medicinas que debe tomar todos los días para controlar su presión arterial. Ha optado por “ajustar los gastos” y comprarlas ella mismo con lo que recibe de su jubilación.

 “No son medicamentos excesivamente caros, pero necesito tomarlos todos los días. Esto significa un gasto constante y cuando uno no recibe mucho sí se desestabiliza económicamente”, dice.

 Así como ella, miles de personas sufren una enfermedad crónica en Ecuador. Quienes las padecen deben seguir estrictos controles y tomar medicamentos constantemente para mantenerse saludables, una misión que se ha convertido en ‘imposible’ en los últimos meses.

Gabriel Orihuela presidente de la Fundación Pacientes Ecuador

Para Gabriel Orihuela, presidente de la fundación Pacientes Ecuador, la COVID-19 llegó a agravar una situación que ya existía en el sistema de salud ecuatoriano. “No ha habido un abastecimiento adecuado de medicamentos, desde antes de la pandemia, en el sistema público de salud. Y te podría decir que es principalmente a causa de la corrupción”, señaló a Diario Salud

 No es un problema nuevo

 María Carvajal tiene 58 años y sufre de hipotiroidismo, una deficiencia en la secreción de hormonas en la glándula tiroides que no tiene cura. Para tratar su padecimiento debe seguir un tratamiento diario con levotiroxina. Esta medicina, si bien “no es cara del todo”, se ha convertido en una carga con la que María tiene que contar “siempre”.

 Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), un 7,8 % de la población sufre de diabetes Esto representa un aproximado de un millón 375 mil ecuatorianos.

 La caja de este medicamento puede costar entre $ 3,50 y $ 4,00. Carvajal debe comprarlas una vez cada mes para cumplir con rigurosidad su tratamiento. De esta forma busca que los efectos sean los mínimos y su salud no se vea afectada.

 Pero María también debe adquirir medicamentos para tratar su hipertensión, lo que aumenta el valor destinado a medicinas. Actualmente, detalla, puede costear “con tranquilidad” sus medicamentos. Sin embargo, le preocupa el día en el que «falte el trabajo».

 “Son gastos que uno va a tener de por vida. ¿Qué pasará cuando yo pierda el trabajo por mi edad? Sí me preocupa luego no poder comprar mis pastillas”, dice. “Dudo mucho que me las den en los centros de salud, por eso ni he intentado”.

 Gabriel Orihuela explica que no es raro que en los centros de salud públicos no haya medicamentos que se necesitan para tratar enfermedades raras o poco comunes; “y eso es grave”. Sin embargo, detalla que lo que es aún más grave es que hoy por hoy en la mayoría de hospitales y centros de salud públicos tampoco hay medicamentos que antes eran comunes como los antihipertensivos o la insulina. “Quienes sufren diabetes, por ejemplo, deben inyectarse este compuesto una vez por semana, y al no hacerlo su condición de salud y calidad de vida se ve deteriorada”.

 25,8 % de la población ecuatoriana presenta factores de riesgo como consumo de tabaco y alcohol, dieta inadecuada e inactividad física, sobrepeso, obesidad, presión arterial elevada, glucosa en la sangre, entre otros. Fuente INEC

 ¿Una salida?

Ante la escasez de medicamentos y las deficiencias de logística en farmacias de hospitales y centros de salud, el vicepresidente Alfredo Borrero anunció que buscará que farmacias privadas entreguen medicinas a pacientes del sistema de salud pública.

 Borrero aclaró que el objetivo será que cualquier persona pueda acudir con su receta electrónica a la farmacia “que esté a la vuelta de su casa, en la esquina y que le despachen el medicamento”. Informó que se está coordinado una reunión con las farmacéuticas para tratar el tema.

 Una farmacia solidaria

 Gabriel Orihuela, presidente de la fundación Pacientes Ecuador, explica que la organización ha implementado una farmacia solidaria a la que pueden acceder pacientes con cualquier tipo de enfermedades.

 La fundación recibe donaciones de medicamentos y posteriormente los postea en su página web. Este espacio está destinado para quienes necesiten acceder a medicamentos que no les hayan sido entregados en el sistema de salud pública y tampoco puedan costearlos.

 «Las personas que quieran beneficiarse de este espacio solo deben registrarse de una manera muy simple como beneficiarias de la fundación”, detalla.

 En su sitio web cuentan con más de 30 páginas de medicamentos que son entregados gratuitamente según las necesidades del paciente.

Textos e infografía: Esteban Cárdenas, estudiante de periodismo de la Universidad San Francisco de Quito, USFQ.

Fotos de referencia: web y Fundación Pacientes Ecuador