La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en marcha una nueva hoja de ruta sobre las enfermedades tropicales desatendidas (ETD) con objetivos ambiciosos y enfoques innovadores para combatir 20 enfermedades que afectan a más de 1000 millones de personas que, en su mayor parte, viven en situación de pobreza en lugares donde escasea el acceso a servicios de salud de calidad, agua potable y saneamiento.

Entre los objetivos de la Hoja de ruta para las enfermedades tropicales desatendidas 2021-2030, cuyo lema es Poner fin a la desatención para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, figuran erradicar la dracunculosis (infección causada por un parásito conocido como la lombriz de Guinea) y el pian (Infección bacteriana crónica que afecta la piel, los huesos y los cartílagos) y reducir en un 90% las necesidades de tratamiento de las ETD de aquí a 2030.

Además, se pretende agilizar las medidas programáticas y darles un nuevo impulso proponiendo acciones concretas a través en plataformas integradas de prestación de servicios que permitan aumentar la rentabilidad y la cobertura de los programas. El texto fue refrendado por la 73ª Asamblea Mundial de la Salud en noviembre de 2020.

El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus Director General de la OMS, ha señalado: «Para acabar con el azote de las enfermedades tropicales desatendidas, tenemos que cambiar con urgencia nuestra forma de actuar. Necesitamos intensificar nuestros esfuerzos y colaborar para encontrar nuevas formas de prevenir y tratar todas estas enfermedades y atender a todas las personas afectadas».

Un enfoque centrado en las personas

La hoja de ruta se ha concebido para colmar carencias importantes comunes a varias enfermedades, gracias a la integración y simplificación de los métodos y las medidas aplicados por los sistemas nacionales de salud y por varios sectores.

Como explica el Dr. Mwelecele Ntuli Malecela, Director del Departamento de Control de Enfermedades Tropicales Desatendidas de la OMS, «la característica principal de esta hoja de ruta es que pone el foco en las personas. Con ese fin, debemos desarrollar una acción multisectorial para aplicar programas que abarquen las 20 ETD y promover la equidad y la participación de cada país. Para lograrlo, los programas deben ser sostenibles, basarse en objetivos cuantificables y contar con una financiación interna suficiente en cada país».

Los objetivos para 2030

Para redactar la hoja de ruta se llevó a cabo un amplio proceso de consultas con países, asociados, partes interesadas y la comunidad científica y universitaria. Gracias a ello, las medidas programáticas que contempla se podrán evaluar, revisar y ajustar durante la próxima década para establecer metas intermedias y objetivos claros. Además, se pretende habilitar a las autoridades nacionales y locales, incluidas las comunidades, para que asuman más responsabilidad a la hora de aplicar las medidas. Los objetivos generales fijados de aquí a 2030 son los siguientes:

  • reducir en un 90% el número de personas que requieren tratamientos contra las ETD;
  • lograr que 100 países hayan eliminado, al menos, una ETD;
  • erradicar al menos dos de estas enfermedades; y
  • reducir en un 75% los años de vida ajustados en función de la discapacidad en relación con las ETD.

Asimismo, se hará un seguimiento de 10 metas transversales y de objetivos específicos para cada ETD, como reducir en más de un 75% el número de muertes por las enfermedades transmitidas por vectores (como el dengue y la leishmaniosis, entre otras), promover el acceso universal a los servicios básicos de agua, saneamiento e higiene en las zonas donde las ETD son endémicas y mejorar la recogida y la transmisión de datos desglosados por sexos sobre estas enfermedades.

A pesar de los progresos realizados, hay problemas por resolver

En la pasada década se lograron avances importantes que han hecho posible que 600 millones de personas ya no corran riesgo de contraer una ETD y 42 países, territorios y zonas hayan eliminado al menos una de estas enfermedades.

Además, los programas de ámbito mundial trataron a más de 1000 millones de personas cada año, durante cinco años consecutivos (entre 2015 y 2019).

Con todo, hay problemas persistentes que se deben abordar, como el cambio climático, los conflictos, las nuevas zoonosis y amenazas procedentes del entorno, la desigualdad en el acceso a los servicios de salud y la insuficiencia de la vivienda y de los servicios de saneamiento y agua potable.

¿Qué son las enfermedades tropicales desatendidas?

Las ETD afectan a más de 1000 millones de personas en todo el mundo, que sufren sus consecuencias en forma de dolor y discapacidad. Se trata de afecciones que tienen repercusiones duraderas de carácter sanitario, social y económico en las personas y las sociedades. Por ejemplo, impiden que muchos niños vayan a la escuela y que los adultos acudan a su lugar de trabajo, y empujan a las comunidades a entrar en ciclos de pobreza e inequidad. A menudo, las personas afectadas por la discapacidad y la disfunción que causan estas enfermedades son estigmatizadas en sus propias comunidades, se les dificulta el acceso a la atención de salud y sufren aislamiento social.