Ambos pueden ser difíciles de diferenciar, pero un síntoma en común: dolor de pecho. Se debe a la proximidad en la que se encuentran el corazón y el esófago.
El contagio se puede dar a través del contacto directo con las erupciones de la piel, fluidos corporales: saliva, pus, sangre, y con objetos manipulados por el infectado.
Dos de cada 100 personas en Ecuador sufren esta enfermedad. No es una enfermedad mortal, tiene un impacto negativo sobre la relación salud-calidad de vida.