Redacción Evelin Rosas

Cada 5 de noviembre desde 2014, se celebra el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, con el objetivo de reconocer el trabajo de todas las personas que dedican su vida ya sea profesional o personal al cuidado de adultos mayores o pacientes en situación de dependencia.

Un cuidador provee asistencia para satisfacer las necesidades diarias de otra persona. Brinda atención, en general, en el entorno del hogar, a un padre anciano, un cónyuge u otro familiar o persona sin lazos de sangre, o a una persona enferma o discapacitada.

La celebración fue propuesta por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y la Fundación de Envejecimiento y Salud al reconocer la noble labor que las personas cuidadoras desempeñaban día a día.

Generalmente el rol de cuidador es realizado por un familiar cuando un miembro de su núcleo requiere un acompañamiento continuo para realizar sus actividades diarias. Las personas dependientes suelen ser adultos mayores, personas con discapacidad, personas con alguna enfermedad crónica o enfermos en estado terminal.

Según una encuesta realizada en octubre pasado, por la Cruz Roja en España, el 49% de la población encuestada (150 personas) afirmó que en algún momento de su vida ha sido cuidadora de una persona mayor o con algún tipo dependencia y lo ha hecho sin remuneración alguna. Esto se debe a que en muchas ocasiones los familiares asumen el papel de cuidadores no profesionales para reducir los costos que implica para el paciente vivir con una enfermedad que limite su accionar físico.

El tiempo dedicado a los cuidados de estas personas puede ir desde unos meses hasta varios años. Las personas que dedican su tiempo al cuidado de otra persona en situación de dependencia ya sea transitoria o definitiva, prestan los apoyos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de la vida diaria de la persona a su cuidado y en el 80% de los casos, las personas cuidadoras son mujeres.

La actividad que desarrollan las personas cuidadoras es complicada, al atender a un paciente dependiente, su salud mental puede verse afectada, aún más cuando la persona dependiente es un familiar cercano.

Es por ello por lo que las personas cuidadoras deben tener a su alcance todos los apoyos necesarios que favorezcan su estado de salud óptimo y puedan identificar y atender sus propias necesidades primero, así como afrontar las dificultades diarias que surgen de su ocupación.