La dermatitis atópica DA por definición es una enfermedad crónica, de carácter inflamatoria intensamente pruriginosa, con lesiones cutáneas que varían de acuerdo a la edad, y con un componente familiar importante. Su diagnóstico es netamente clínico.
La prevalencia se ha triplicado en los últimos 40 años en los países industrializados. La incidencia es similar en ambos sexos, pero existen diferencias étnicas y geográficas muy significativas que sugieren la participación de factores ambientales en la aparición de esta enfermedad.
La dermatitis atópica varia del 1 al 20 % en niños de todo el mundo. Existen varios estudios que estiman la prevalencia global de esta enfermedad con variaciones que van, desde el 0,9 en la India al 22,5 % en Quito, en niños de 6 a 7 años; y del 28,9 %, en niños de 1 a 4 años.
¿Qué significa toda esta información?, que la dermatitis atópica es una enfermedad cada vez más frecuente, al ser “un tipo de piel” es crónica y por ende afecta la calidad de vida de quien la padece. Por esta razón tanto personal médico, personal de enfermería, profesores y sobre todo la familia, estamos llamados a aprender y entender algo de este padecimiento que se caracteriza por lesiones eritematosas pruriginosas localizadas en cara, brazos, piernas, etc.
Se produce a consecuencia de un daño en la barrera cutánea, que permite una perdida transepidérmica de agua y por ende se genera una piel seca. A esto debemos sumarle varios elementos que no siempre se consideran como la calidad del agua, el clima seco (como el de la sierra ecuatoriana) y el verano, la altitud geográfica en la que vivimos.
Como parte de su tratamiento se debe considerar:
Tratamiento médico a base de cremas hidratantes y en casos de lesiones inflamatorias corticoides tópicas los cuales deben ser prescritos y supervisados por el pediatra y el dermatólogo. No obstante, el tratamiento que a mi criterio es más importante son los cuidados no farmacológicos los que nos ayudan a mantener una piel sana, mismos que se los realizan en casa y están a cargo de los padres del niño o de la persona encargada de cuidarlo, cuales son estos, los enumerare a continuación:
- Baño en agua tibia y con sustito de jabón.
- Uso de crema hidratante (preferible con ceramidas o manteca de Karité) todos los días en todo el cuerpo.
- Uso de protector solar para niños el cual debe ser aplicado cada 3 horas.
- Usar ropa preferiblemente de algodón.
- Lavar las manos cada vez que manipulemos tierra, colorantes (acuarelas, pinturas etc.)
- Mantener un buen ambiente familiar, realizar actividades lúdicas junto a todos los miembros de la familia en la que todos aprendamos y entendamos sobre los cuidados que requiere nuestro niño, de ser necesario acudir a psicología ya que no todos podemos aceptar de la misma manera el hecho de que la enfermedad de mi niño sea crónica.
- Tener un grupo de apoyo (padres o familiares) de niños con atopia para juntos aprender sobre esta enfermedad y que nos pueden enseñar ciertos tips sobre el baño o productos cosméticos que nos pueden ser de utilidad y abaratar costos de tratamiento entre otras cosas.
Para mayor y mejor información consulten con su dermatólogo de confianza y no descuiden el tratamiento de sus hijos.
Dra. Anita Buestán, Dermatóloga
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