A Maritza, María Augusta y Alicia Raquel, las identifica un mismo dolor, el agotamiento, una misma angustia, similares síntomas, la misma incomprensión y un mismo diagnóstico: Fibromialgia.
María Augusta comenzó con un desmayo a los 9 años, fatiga general e insomnio, a los 25 años dolores en la pierna, cansancio, sueño, dolor del cuerpo. La rutina de las citas médicas era interminable según relata a DiarioSalud. “En la mañana pasaba y volvía, el médico me realiza varios exámenes, encefalogramas, etc. y no arrojaban nada, me dijeron que puede ser el sistema nervioso me recetan pastillas hasta mis 30 años sin ninguna mejoría y con espacios de tiempo entre bien y mal sólo que cada año me ponía peor”, recuerda.
Cuenta que a los 31 años se desvaneció en su trabajo y al despertar no se podía mover. “Quedé paralizada casi seis meses. No hay causa no hay motivo los médicos me dijeron que no tienen un diagnóstico, de ahí rehabilitación y los mismos medicamentos para el sistema nervioso”.
Al pasar el tiempo fue recuperándose de la parálisis pero aparecieron nuevos síntomas: mareos, espasmos en las mañanas, dolores de cabeza, el olfato se hizo más sensible un estado de estar y no estar. “En casa les decía es como estar en neutro por momentos voy a primera y por momentos de retro, problemas intestinales vómitos, todo el tiempo en casa, no deseaba salir sólo quería estar recostada, todo el tiempo estaba adolorida”.
A los 41 años la hospitalizaron por una arritmia cardiáca, pasan tres meses y en los nuevos exámenes no hay nada. “Otra vez la incertidumbre, ¿qué tengo?, ¿qué me pasa? pero lo más raro seguía con los mismos síntomas y se suman temblor en manos, parálisis faciales, calambres en las piernas, falta de coordinación miembros superiores e inferiores.
En septiembre del 2017 una nueva recaída y me informan «usted tiene FM»”.
“La verdad la incertidumbre de no saber que tenía ya se hizo aún lado, mi familia que antes no me entendía lo que me pasaba hubo ya comprensión. Ahora cuando tengo días críticos que pueden ser una o dos semanas descanso tomo la medicación que es un paliativo y trató de convivir con esta enfermedad, hasta que se encuentre una cura”, relata.
María Augusta puntualiza “es duro no tener apoyo sentir que navegas contra corriente que nadie te entiende porque por fuera puedes estar sonriendo, pero por dentro es como que vidrios cortaran tu cuerpo, que mil cuchillos te rebanaran, que millones de agujas se insertasen en tu piel, dolores tan intensos que a veces toca llorar en silencio para no preocupar a quienes te rodea.
Mi mamá mi apoyo contante, mis hijos mi cimiento, mi padrastro mi apoyo emocional. Mis nietos mi razón de querer recuperarme ya. Mis familiares y amigos que con un saludo me alegran la vida. Y sobre todo mi Dios que es mi Fortaleza”.
¡Qué difícil! dice Maritza de 42 años que fue diagnosticada con Fibromialgia hace tres años
Alicia Raquel, 54 años, diagnóstico de Fibromialgia hace 5 años
El testimonio de una paciente puede identificar a muchas mujeres que tienen los mismos síntomas y atraviesan un viacrucis médico para obtener un diagnóstico.