Postura, cables en el suelo, iluminación, descanso ocular, pausas activas, altura y distancia del computador, son parte de los factores para tomar en cuenta.
A causa del confinamiento casi generalizado que vive el planeta por la pandemia, el teletrabajo se ha vuelto una opción para muchas actividades que lo pueden acoplar y se suman las clases de escuelas y colegios de manera virtual.
¿Por qué son más complejas las condiciones en estos momentos? Porque no basta con el entorno laboral saludable ideal aconsejado en la implementación de esta modalidad que considera un espacio tranquilo en casa en que se eviten distracciones, buena iluminación, una silla ergonómica, buena conexión de internet, disponibilidad permanente durante el horario de trabajo a fin de no tener una baja en la productividad ni una sobreexigencia…
Esto realmente se complica con la emergencia. Para una familia tipo ecuatoriana, de padre, madre y dos hijos, se necesitan cuatro espacios como los indicados, con cuatro dispositivos. Adicionalmente, se deben atender las tareas de casa, de limpieza, alimentación, ocio, descanso, durante las 24 horas, sin salir.
Organizarse es la clave. Si bien no se podrá contar con los espacios rígidamente recomendados, hay que acudir a la creatividad y apoyarse en soluciones alternativas.
Desde un teléfono inteligente, seguramente padre y madre podrán atender algunos temas de trabajo, mientras los hijos están en sus horarios de clase.
Es importante considerar una distancia adecuada respecto al dispositivo para no afectar la vista, y una posición que, aunque no sea en silla ergonómica, mantenga la espalda y el cuello rectos, los brazos en posición de ángulo en el codo y los pies tocando una superficie, no colgando. Lumbalgias, contracturas y hasta molestias oculares, que van desde lagrimeo, hasta visión borrosa y dolor de cabeza se pueden evitar de esa manera. 30 centímetros es lo recomendable.
La carga postural se soluciona así y el cansancio ocular se combate.
En épocas de crisis, hay que acudir a soluciones posibles, que pueden no ser las perfectas, pero es necesario acoplarse.
Siempre son posibles las caídas por un tropezón con cables. Al ubicar dispositivos conectados a la electricidad, hay que observar que no sean un obstáculo y ponerlos fuera de zonas de paso.
El uso del dispositivo no puede ser en cualquier sitio: hay que evitar lugares con presencia de agua, como la cocina o el baño, y no se deben consumir líquidos en la mesa o escritorio en que se esté trabajando.
Si bien la recomendación ante el virus es el lavado constante de las manos, es muy importante que las sequemos muy bien para la manipulación de los elementos eléctricos, lo que evitará accidentes.
Y como tantos miembros de la familia, en unos casos más y en otros menos, necesitan estar conectados, hay que poner atención en no sobrecargar las bases de enchufes e, incluso, evitar el uso de esas bases múltiples que pueden causar un percance eléctrico y afectar a quienes lo usan.
Hay muchas cosas en casa que no encontramos en el aula de clase o en el lugar de trabajo: velas, inciensos, la cama para recostarse, la mascota que quiere atención, entre otras. Organizar espacios para poder atender las tareas informáticas de la mejor manera separadas de las de la casa es lo mejor.
Y hay que darse descansos y pausas activas. No hacerlo puede sobrecargar cansancio y ansiedad, nada recomendable en épocas de coronavirus en que la paciencia es lo mejor.